En el mundo occidental hay una frase icónica que describe a la perfección la cultura de trabajo del siglo pasado y la primera década de este: “el licenciado”, “el hombre” o en el caso de USA, “The Man”
Nunca trabajes para el jefe.
Nunca trabajes para “el licenciado”.
Nunca hagas algo porque “es que el Ingeniero así lo quiere ver”
Porque un día, la licenciada, el ingeniero, “la Señora” va a ser reemplazado(a), se va a jubilar, lo(a) van a despedir, se va a retirar o simplemente va a dejar de estar en la empresa. ¿Y entonces que va a pasar con todas tus ideas, con tus propuestas, tus planes de mercado, tus campañas, tus proyectos?
Las vas a tener que poner en alquiler al mejor postor, hasta que llegue otro más con otras ideas, y entonces vas a volver a hacer el mismo juego, como la mascota que persigue su propia cola.
Trabaja para las ideas. Para conceptos. Trabaja para insights que conectan con las personas. Para data que es relevante y que te permite crear aún más ideas.
Si, gran parte de tu trabajo va a responder a los caprichos, ordenes y deseos de un hombrecillo que quiere ver al precio de $9.99 con guantes porque “asi lo hace Walgreens”, pero nunca trabajes para esa persona. Trabaja para tus ideas. Al hombrecillo entregale el trabajo que pidió, pero no le entregues tu 100%, y no esperes tampoco que cumpliendo todos sus caprichos vas a encontrar el éxito.
Las buenas noticias: las “doñas” y los “dones” se están dando cuenta que su modelo es obsoleto. Que su “buen gusto” y su “experticia” no es suficiente para generar el impacto que antes tenían en las audiencias. Y entonces se dedican a copiar lo que las marcas verdaderamente exitosas hacen, porque quieren copiar el éxito sin entender cómo sucede. Es como querer tener el estómago lleno sin abrir la boca.
¿Qué está pasando entonces?
La data. Pero más importante, cómo se interpreta y se reacciona ante ella. Las grandes empresas están usando cada vez más la data para entender a su audiencia y mejorar exponencialmente la experiencia de usuario. Entender esto incluye equivocarse también, pero es la mejor manera de llegar a tener éxito.
Seamos realistas: es inevitable pasar por una experiencia de trabajo como esa. Pero no bases tu carrera o tus aspiraciones profesionales en “lo importante es que al jefe le gustó”. Trabaja para las ideas: las buenas y las malas ideas te van a llevar adelante.
Las ideas son eternas, las personas no.